El 29 de febrero es un día que no llega todos los años, sino que es un día «gratis» que aparece cada cuatro años, así que aprovéchalo dónde y cómo más te apetezca.
El tiempo no es algo que la vida suela regalar, tenlo en cuenta.
Es curioso como con el paso de los años se te van quitando las ganas de cantar.
Empiezas ya saturado de felicitaciones.
Te agobia un poco pensar en sacar los adornos, los que tengan de eso.
Ni que decir tiene motar el Belén.
Como que te ahoga el ambiente tan cargado.
Y recargado, con tantas luces por todos lados.
Llámame loca, pero yo no necesito montar una comilona llena de gente para sentir que estoy en familia.
Ni que lleguen estas fechas para sacar tiempo para estar con los míos. Que no somos americanos separados a miles de kilómetros para vernos dos veces al año, por favor.
Pero a pesar de aguar la fiesta.
A todos esos yupis de estas fiestas
Al final siempre vuelves.
Y en mayor o menor medida te contagias de la Navidad.
O, como yo, te quedas con la emoción que sientes cuando ves las caras sorprendidas de tus seres queridos con las sorpresas que les has preparado (y más este año low cost).
Nos leemos en una época, que aunque no venga bien este año, es imposible obviarla. ¡Suerte!
Incluido mi descanso, que se resume en el minuto que me relleno la taza de té y como algo rápido en la mesa
No tengo tiempo para nada
Así que hasta que aprenda a mimetizarme
Llegue el horario de verano
O me toque la Lotería
Perdonarme si no escribo tanto como llevo haciendo todos estos años, pero entre: el trabajo, mis colaboraciones, el gimnasio y las horas vitales para no morir en el camino (dormir y comer básicamente) el día no me da para más.